"PRÓXIMO VIERNES SANTO, 30 DE MARZO DEL 2018, ESTACIÓN DE PENITENCIA DE NUESTROS TITULARES"

lunes, 23 de marzo de 2009

TERCER DÍA DE SEPTENARIO. EL ENTIERRO DE CRISTO


Homilía del tercer día de Septenario

El entierro de Cristo

Fue, pues, añade Marcos, "y quitó el cadáver". Esto suponía desclavarlo, bajarlo de la cruz y llevarlo al sepulcro. Vamos por pasos. Hablemos del Descendimiento, escena contemplada, con infinito amor, por la devoción, la pintura y la escultura cristiana. Junto a José de Arimatea acudió otro voluntario, también dispuesto a todo, el viejo amigo de Jesús, el letrado Nicodemo. Eran dos hombres hechos y derechos, con madurez para tomar decisiones, fieles a Jesús hasta la médula. Eran lo que hoy llamamos dos laicos creyentes, cabales y comprometidos. Junto a ellos estaba ¿quién lo va a dudar? Juan evangelista, discípulo amado, testigo directo de la muerte de Jesús. Muchacho muy ágil y en plena juventud, como lo muestra la carrera de la mañana de Resurrección, con Pedro jadeante a sus espaldas.
Nos consta, igualmente, por los Evangelios sinópticos, que las "Tres Marías", que le habían acompañado desde Galilea, permanecieron hasta el final en el Calvario y siguieron de cerca a los personajes masculinos mientras colocaban a Jesús en el sepulcro, de lo que hablaremos enseguida. Estuvieron, pues, ellas presentes con toda evidencia junto al Señor, ya muerto, cuando fue bajado de la cruz.
¿Y María, su madre? Si ella estaba junto al madero y de éste lo bajaron, no hay que suponer lo evidente para afirmar que Cristo muerto fue depositado, con patética ternura, en los brazos y en el seno bendito de su madre, sin más comentario que un silencio sagrado, aunque no olvido los estremecedores comentarios de nuestros clásicos asombrosos, Fray Luis de Granada y el P. Luis de la Palma. Estamos en la cima icónica y plástica de la devoción, a un tiempo cristocéntrica y mariana, que se plasma en la Pieta de Miguel Angel y una entre mil barrocas y españolas- la Virgen de las Angustias de mi Granada nativa, cuya medalla llevo al cuello (¡perdón!). María su madre aparece también en ciertos cuadros primitivos en el momento del sepelio. Los evangelios guardan silencio, pienso que respetuoso.

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