"PRÓXIMO VIERNES SANTO, 30 DE MARZO DEL 2018, ESTACIÓN DE PENITENCIA DE NUESTROS TITULARES"

sábado, 21 de marzo de 2009

PRIMER DÍA DE SEPTENARIO

Homilía del primer día de Septenario:

" Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en El tenga vida eterna" (Jn.3,14-21)

Estas palabras se las dice Jesús a Nicodemo en un encuentro personal a altas horas de la noche. Jesús se aplica a sí mismo el símbolo de la serpiente, basado en la "leyenda" del Éxodo que cuenta que los israelitas en el desierto eran acosados por una plaga de serpientes venenosas, que mordían y hacían morir a muchos... entonces, Moisés, por indicación de Dios, fabrica una serpiente de bronce y la coloca en un poste a la vista de todos y les dice que el que sea mordido, que mire con fe a la serpiente de bronce y quedará curado... No en sentido mágico, sino gracias a la en Dios..., el secreto estaba en la mirada: la mirada llena de fe y de confianza.
Jesús retoma esta vieja "leyenda" y se la aplica a sí mismo: " lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea en El tenga vida eterna".

Jesús elevado en la cruz es esa serpiente; es decir, El, Cristo, es la Presencia salvadora de Dios para todo el mundo. Todo el que se adhiera a El, aceptando su Amor, obtendrá la Vida definitiva... Necesitamos levantar nuestra mirada a Jesús clavado en el madero de la Cruz, como expresión del Amor extremo.

Este signo del Hijo del Hombre elevado, es la expresión del amor de Dios a la Humanidad y está alzado para que el mundo entero pueda verlo. Cristo es el Don de Dios a la Humanidad. En Cristo levantado en alto, Dios ofrece Amor, la Vida y la Esperanza a todo el mundo. Sí, Cristo es el Hombre levantado para que así puedan verlo todos y puedan comprobar que Dios es Amor.
Por eso, en el Evangelio de hoy, se nos invita alzar nuestra mirada, no a la serpiente de bronce, sino al Cristo Crucificado y Resucitado, que ofrece la Salvación a todos... El es la expresión del Amor de Dios al mundo, ( en su rostro crucificado solo amor y ternura...).

Somos conscientes hoy de que el veneno de las serpientes, no se ha terminado. Andamos mordidos por muchas serpientes: mordidos por la violencia, por la competitividad, por las injusticias, por el consumo, por la insolidaridad, por la desorientación; movidos por la falta de fe, por el vacío y por la pérdida del sentido de la vida. Estamos también mordidos por la globalización que en vez de unir al mundo margina a los pobres. Nuestra situación sigue siendo, a veces, tan desesperada como la de aquellos israelitas mordidos por la serpiente en el desierto...
Por eso, hoy el Evangelio nos invita a levantar nuestra mirada a Cristo con toda la confianza de que cada uno somos capaces. Así que todo el que se sienta mordido por cualquier serpiente, que levante la mirada a Cristo. y obtendrá la Vida.

Y a continuación se nos ofrece la explicación última de esta invitación y que es como el centro de todo el Evangelio:
" Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en El, sino que tengan la Vida Eterna". HE aquí el centro de la fe cristiana, De la Buena Noticia. Con frecuencia que el amor de Dios es universal, que alcanza la Humanidad entera, a nosotros y al mundo en que vivimos. Con frecuencia olvidamos que el propósito de su amor es que el mundo tenga vida auténtica y que cada uno de nosotros también la tengamos. Estas son la palabras más hermosas del evangelio de San Juan: " Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo..."

Es triste que los creyentes de hoy no seamos capaces de descubrir y de experimentar nuestra fe como Fuente de Vida y nos contentemos con sobrevivir.
Los cristianos hemos olvidado a ese Dios, cercano al mundo y a cada ser humano, que nos ama sin condiciones, que anima y sostiene nuestra vida y que nos llama a una vida plena... Y, sin embargo, ser cristiano es sentirse amado y llamado a vivir con mayor plenitud, descubriendo nuevas posibilidades, nuevas fuerzas y nuevos horizontes en nuestra vida diaria.

La cruz que era un instrumento de suplicio y de muerte, es presentada en el evangelio de hoy como símbolo de la fuerza del amor y la victoria del amor sobre el odio, la injusticia y la mentira. La cruz es también símbolo de esperanza y de vida. Ante la cruz de Jesús, nos revelamos contra todos los sufrimientos humanos y aprendemos también que su amor es capaz de transformar nuestro corazón.

Que ante este Amor que se nos revela en la cruz de Cristo dejemos ya nuestros miedos y nuestras lamentaciones y, que podamos abrirnos a su Amor... Que nos volvamos hacia El y que le digamos que El nos cure de todas las serpientes que nos acosan y envenenan nuestras vidas. Cristo ( muerto por amor) puede hacer que cada día, nuestra vida sea una vida nueva. Sí, con El, con su Amor, nuestra vida es nueva cada día, nuestra vida puede cambiar: la paz y la confianza pueden volver a brotar de nuevo en tu corazón en nuestros días.

Nuestra oración hoy puede ser: Señor Jesús muerto y resucitado, Tú comprendes nuestras fragilidades y nuestras heridas, hoy ponemos nuestra mirada en Ti, que eres la Fuente de amor y de toda esperanza.

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